Lo dijo Karl Marx, el trabajo dignifica a la persona, no importa el rol que desempeñe o la cantidad de dinero que gane. Todo tipo de trabajo merece respeto.
Una de las discordias más grandes que tiene el ser humano son aquellas personas que dicen tener empatía pero que cuando van a un restaurante tratan mal a su mesero, las mismas que se jactan de hacer grandes actos a la caridad para los necesitados, pero no se detienen a dar los buenos días a un recepcionista. Tener empatía por el mundo, es respetar el trabajo de todos por igual.
La empatía no solo es un valor que nos hace entender a otras personas, nos hace ponernos en el lugar de otros y tratarlos de la misma manera en la que nos gustaría ser tratados. Una persona con empatía respeta el trabajo honesto de otras personas sin importar el rol que desempeñan o lo remunerado que sea su empleo. El trabajo honesto merece valor.
VALOR A LO QUE VALOR MERECE
Algo en lo que muchas personas que dicen tener empatía fallan, es en comportarse verdaderamente con empatía, pues este no es un valor que se aplica selectivamente cuando lo queremos, la verdadera empatía en una persona se transmite a los actos más esenciales y mundanos, desde un simple “buenos días” hasta un “con permiso”. Empatizar es valorar, y valorar es respetar.
Una persona con verdadera empatía sabe que vale y merece el mismo respeto un obrero, una trabajadora del hogar, un mesero o un cajero que cualquier ejecutivo, dueño, emprendedor y comerciante. Vale lo mismo un trabajo en la bolsa de valores que en una cadena de supermercados, porque todo trabajo digno merece el mismo respeto.
Tener verdadera empatía por el mundo significa respetar y entender que todo trabajo dignifica a la persona, no por la cantidad de dinero que le permite ganar o por el esfuerzo que le cuesta, vale porque es honesto. Un mesero, un artista, un músico, un florista, un maestro, un conserje. Todos merecen ser tratados con el mismo respeto que le brindamos a un miembro de nuestra familia.
EMPATÍA ES RESPETO
El error en el que muchas personas con falsa empatía caen casi siempre, es en el argumentar que pueden ser empáticos cuando en realidad cotidianamente no son nada más que apáticos con el mundo, pues cuando verdaderamente pueden demostrar que aman a su prójimo, solo voltean la vista para no tener que hacerse responsables. Empatizar es tener respeto.
El mundo definitivamente sería un lugar mejor si todas las personas que dicen tener empatía en realidad la tuvieran y pudieran demostrarlo, porque tener empatía por el mundo, es respetar el trabajo de todos por igual.
Ganarse la vida con un trabajo en el campo tiene el mismo valor que una posición ejecutiva, porque aunque no sean iguales en muchos sentidos, sí tienen algo en común: es trabajo honesto.
Aguilera, Kimberly. Noviembre 2022.
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